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El Ratoncito Pérez visita la escuela

El viernes pasado por la mañana, junto a nuestro Ratoncito Pérez, fuimos a visitar la clase de Los Cocodrilos. Una salita con algo más de 20 niños de 3 años en la escuela de Can Misses nos esperaba llena de colores, pero sobre todo, con mucha ilusión y curiosidad. Algunos niños se preguntaban desde temprano acerca de las manzanas que había sobre la mesa, pero eso no era todo… les habíamos preparado unas cuantas sorpresas.

Con el objetivo de concienciar desde temprana edad a los niños acerca de la importancia del cuidado de sus dientes, preparamos una clase para enseñarles como deben limpiar sus dientes para mantener lejos a los «bichitos» y sobre los alimentos saludables que deben comer con más frecuencia. La verdad es que nos hemos sorprendido gratamente al ver que muchos de ellos ya estaban muy bien informados!

 

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Con nuestra presentación guiada por el Ratoncito Pérez y sus preguntas, fuimos interactuando con los niños y sus ingeniosas preguntas y sus divertidas respuestas. La verdad, creo que nos hemos divertido tanto nosotros como ellos al escuchar cosas como – Mi abuelo se puede quitar los dientes! … y es que a ese súper poder no lo tiene cualquiera! Además, aprendimos que cuando hay caries en nuestros dientes debemos llamar a la policía! Los niños de hoy en día tienen las cosas muy claras! Ellos ya saben que primero hay que lavarse y luego escupir, no hay que tragar la pasta porque la mamá se enfada y, que para ir al dentista, hay entrar en lista de espera. A los hermanos ya se le caen los dientes, a ellos aún no porque son muy pequeños pero hay que tener cuidado porque cuando duermes, los dientes se caen y los bichitos se los llevan. El Ratoncito Pérez se sintió un poco excluido con esta última afirmación por lo que comenzó sacar los regalos que tenía escondidos… Si, si… En ese preciso instante perdimos el control de la situación! Una avalancha de niños que querían recibir sus posters y dibujos para pintar, así como las cajitas para guardar los dientes que, en unos años comenzarán a caerse. La maestra acudió en nuestro rescate y con una técnica que parecía magia, todos los niños quedaron tranquilitos, callados y con una mano levantada. Nunca sabremos como lo hizo, pero funciona!

Como todo aquello que comienza bien, acaba mejor, nos despedimos dejándolos entretenidos con una manzana a cada uno que nos agradecieron con unos abrazos tan fuertes que pareciera que nos conociéramos de toda la vida!